Decir que somos de Venus, es confirmar que “no somos de este mundo”.
Si miro y me detengo en el pasado, y no sólo en las vivencias de un pasado muy lejano sino en la experiencia de esta última época, me produce una enorme satisfacción confirmar que todos los giros, desvíos, (sobre)saltos: tanto ascensos heroicos y placenteros como caídas absurdas y brutales, letales, que me han conformado como persona “abyecta”, siempre fuera de lugar, muchas veces ausente de lo real, y en las antípodas de cualquier convención identitaria, me han permitido, y todavía hoy me permiten, seguir inventándome.
Sin detenerme, continúo recreándome en este perverso y fantástico juego del ser y del no ser, que es el modo de fugarse de lo normativo y de habitar el pliegue. El pliegue en su plena inexistencia es Venus, es una isla a la que arriban los piratas libertarios, y también es un oasis.
Enlace al Foto-Ensayo 'Venusiar Kuiar'
Traducción del texto en castellano (Versión original en euskera)